Se esperaba desde principios de temporada este Clásico de entre todos los clásicos. Cada jugador tenía que demostrar su talento y sobre todo su ambición para llevarse la victoria dentro del "Campo Nuevo". Y sobre todo por la expectación creada después de la vuelta de Florentino y de las grandes Estrellas que llegaron este verano al Bernabéu. Era el partido de Cristiano Ronaldo, Kaká o Benzema. Alguno de ellos tenía que desequilibrar la balanza a favor del equipo Blanco, porque simplemente estaba obligado a ello por compromiso con la entidad y orgullo de la camiseta que llevan.
Se demostró que el Real Madrid jugaba algo mejor que partidos anteriores, pero no suficiente como para derrotar a nuestro rival. Ya que además de inocentes, en algunas facetas del partido fuimos demasiado ignorantes, por olvidar con quién nos enfrentábamos. Son los vigentes campeones de Europa y había que hacer un poquito más que con los otros equipos de la liga. Aquí es donde se tienen que demostrar las cosas y no con equipos de nivel más popular, porque somos el Mejor Equipo de Todos los Tiempos, por lo que nuestra ambición tiene que llegar más lejos.
Jugadores que se enfadan cuando no son alineados y cuando tienen esta oportunidad simplemente pasan desapercibidos. Dónde estaban ayer Higuaín, Marcelo y sobre todo el nuevo Benzema; desaparecidos todos de combate sin garra, ambición ni puntería. Todos dependíamos del pobre Cristiano, dos meses sin jugar, que fue quien en las contadas ocasiones que tuvo, podíamos haber llevado la victoria y seguir en lo más alto de la tabla alejando aun más a nuestra bestia. Pero se ve que para eso tienen que tener sangre Real, y esos ahora mismo no la tienen.
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